Evaluación temprana en discapacidad motora: lo que necesitás saber para acompañar a tu hijo.

Los primeros años de vida están llenos de cambios y descubrimientos. En esta etapa, el desarrollo motor es clave para que los pequeños exploren el mundo y ganen autonomía. Pero, ¿qué pasa si notamos que algo no avanza como esperamos? Lo primero es mantener la tranquilidad, cada niño tiene su propio ritmo, pero hay señales que pueden indicar la necesidad de una evaluación temprana. Actuar a tiempo puede marcar una gran diferencia en su calidad de vida y en su independencia futura.

¿Qué es la discapacidad motora?

Cuando hablamos de discapacidad motora, nos referimos a cualquier dificultad que afecte la movilidad del niño. Puede deberse a distintos factores, como trastornos neurológicos, genéticos o lesiones. Algunos de los diagnósticos más comunes incluyen parálisis cerebral, espina bífida y distrofias musculares.

Pero no hay dos casos iguales. Algunos niños tienen dificultades leves para coordinar movimientos, mientras que otros pueden necesitar apoyo para desplazarse. Lo importante es detectar estas señales a tiempo para brindarles la mejor ayuda posible.

Señales de alerta: ¿cuándo prestar atención?

Si bien cada niño crece a su propio ritmo, hay ciertos hitos que nos ayudan a orientarnos. Algunas señales que pueden indicar la necesidad de una consulta son:

  • A los 3 meses: Brazos y piernas con poca movilidad, rigidez o demasiada flacidez, dificultades para sostener la cabeza.
  • A los 6 meses: No intenta girarse, no apoya los brazos al estar boca abajo o le cuesta agarrar objetos.
  • A los 9 meses: No se sienta sin apoyo o sus movimientos son asimétricos.
  • A los 12 meses: No intenta ponerse de pie con ayuda o no gatea.
  • A los 18 meses: No camina solo o se tambalea mucho al intentarlo.
  • A los 24 meses: Le cuesta subir escaleras o correr con estabilidad.

Si algo de esto te genera dudas, lo mejor es consultar con un profesional. Una charla a tiempo puede darte respuestas y, sobre todo, tranquilidad.

¿Quién puede ayudar en el diagnóstico?

El pediatra suele ser el primer punto de referencia. Si nota algo que requiera más evaluación, te derivará a especialistas como neurólogos, fisiatras o terapeutas. Estos profesionales pueden observar el desarrollo motor del niño y recomendar los pasos a seguir. También pueden intervenir fisioterapeutas, terapeutas ocupacionales y, en algunos casos, psicólogos o fonoaudiólogos, dependiendo de las necesidades del caso.

Lo más importante es que este equipo de especialistas no solo ayuda a ponerle nombre a lo que ocurre, sino que también diseña estrategias para potenciar las habilidades del niño y su bienestar.

Beneficios de la intervención temprana

Cuanto antes se intervenga, más oportunidades tendrá el niño de mejorar su movilidad y su independencia. Entre los beneficios de un abordaje temprano están:

  • Mayor capacidad de adaptación y aprendizaje del cerebro (plasticidad neuronal).
  • Prevención de problemas musculares y óseos.
  • Desarrollo de estrategias para facilitar el movimiento y la autonomía.
  • Un entorno más preparado para acompañar su crecimiento de forma positiva.
  • Más confianza para la familia, al contar con una guía clara y acompañamiento profesional.

Tratamientos y avances en rehabilitación

Cada niño tiene requerimientos específicos, por lo que los tratamientos deben adaptarse a sus necesidades. Algunas opciones incluyen:

  • Fisioterapia y terapia ocupacional: Ejercicios para mejorar la fuerza, la coordinación y la movilidad.
  • Ortesis y dispositivos de apoyo: Desde férulas hasta sillas de ruedas adaptadas.
  • Estimulación temprana: Juegos y actividades pensadas para desarrollar habilidades motoras.
  • Cirugías y tratamientos médicos: En algunos casos, pueden mejorar la movilidad.
  • Nuevas tecnologías: La robótica, la realidad virtual y los exoesqueletos están cambiando la rehabilitación motora.

Cómo adaptar la casa y la escuela

El entorno es clave para que el pequeño pueda moverse con confianza. Algunas ideas:

  • En casa:
    • Crear espacios libres de obstáculos.
    • Usar mobiliario accesible y juguetes adaptados.
    • Fomentar la independencia con rutinas adecuadas a sus capacidades.
  • En la escuela:
    • Adaptar mesas y sillas si es necesario.
    • Sensibilizar a docentes y compañeros para fomentar la inclusión.
    • Contar con apoyo de profesionales si se requiere.

Conclusión

No hay un solo camino cuando se trata del desarrollo infantil. Cada niño tiene su propio ritmo y, con el apoyo adecuado, puede alcanzar su máximo potencial. Lo importante es que puedas brindarle un acompañamiento amoroso, herramientas adaptadas a sus necesidades y la confianza de que no está solo en este proceso. La intervención temprana y el entorno adecuado van a hacer una gran diferencia en su bienestar y calidad de vida.

Recursos recomendados

Si querés seguir informándote sobre este tema, te recomendamos:

https://www.unir.net/revista/educacion/discapacidad-motora-en-el-aula

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